domingo, 22 de abril de 2012

RONALD


Descríbete, Ronald.
-         No sé, es difícil. Tal vez sea mejor enlistar lo que no soy.
¿Te descalificas?
-         Elimino variables para jugar con lo que me quede.
¿Es un juego? ¿Te sientes inseguro?
-         Ya tenemos un calificativo…para unas cosas sí y para otras no. ¿Le pongo “medio-inseguro”?
Quiero que te describas, Ronald.
-         Mediante la descalificación llegar a la calificación…creo que no es buena idea. Es como construirse a partir de las sobras y no de las obras. No es bueno para este ejercicio psicológico.
Describe lo que has hecho, Ronald.
-         ¿Eso me describe?
Tus actos, Ronald. Describe tus actos.
-         Tal vez llegue a la conclusión de que estoy enfermo y por eso estoy aquí, no lo cree doc?
Descríbete, Ronald.
-         Joder, esto es una grabación…-un sorbo de café amargo y bocanada de humo-
Ronald miraba a una mujer de belleza peculiar llorar.
Era un perfil hermoso…
La nariz, un rasgo verdaderamente poderoso;
Sin dejar de mencionar su enorme trasero, redondo y voluptuoso,
mismo que se acusaba aún debajo de una falda amplia, de mucha tela y hasta los tobillos.
Sin dejar de verla me dice:
- …Lujurioso. Tengo pasión y deseo desmedido por la carne. Orienta mi conducta hacia una serie de situaciones de mal gusto, reprochables y reprobables; me hacen llevar una doble vida, sabes?...hasta un par de alias tengo en cuentas de Internet. Soy un engaño.
Voy a cambiar “medio inseguro” por miedo. ¿Te parece, Ronald?
-         Miedoso y lujurioso…qué oso!
Por cierto, escribí un cuento. “Pornorelato soez y barato”, se llama. ¿Lo quieres ver? Entra a Internet, tengo un blog.
¿Te gusta escribir?
-         A veces. léelo, aquí la dirección:

www.elpsicinsejero.blogspot.com

Lunes 7 de septiembre 2009

Pornorelato soez  y barato. Para adultos de amplio criterio

Las 10pm. No podía esperar más.
Todas las noches a la misma hora esperaba frente a la ventana con los latidos a flor de piel.
Llevaba dos meses gozando del mismo espectáculo, con una que otra variante.
Llevaba dos meses chaqueteándose sin parar, noche tras noche.

10:30pm... estaba desesperando, no pasaba nada. Su cita no pactada no llegaba y ya estaba sudando frío. Realmente se había vuelto una adicción. Estaba afectando su desempeño en la escuela ya que todo el día durante todo el tiempo no podía pensar en otra cosa que no fuera el evento diario de las 10pm.

Por fin! Se prendió la luz!
El corazón le dio un vuelco e inmediatamente como acto reflejo se bajó el ziper del pantalón. Tomó los binoculares con una mano y con la otra desenfundó la pistola.
Todavía no pasaba nada y ya su respiración era muy agitada. Bajó los binoculares para asomarse por la ventana y cerciorarse de que no hubiera nadie en el patio que dividía a los dos edificios del conjunto, que no hubiera otro voyeurista en las ventanas de enfrente viendo al voyeur.

Empezó la danza. Era la sombra de una silueta atravesando por la ventana de un lado para otro.
Las cortinas color blanco y delgadas hacían de pantalla y acentuaban la sensualidad de una figura femenina.
Jean Michel comenzaba a impacientarse, lo de hoy no estaba en el guión; comenzaba a angustiarse pensando en que estaba vez la vecina no abriría las cortinas. "Seguro ya me cachó", pensaba.

De pronto la mujer se postró frente a su ventana, justo en medio... comenzó a desvestirse.
Las palpitaciones comenzaron a acelerarse de nuevo, le retumbaban en la cabeza y el nervio que sentía de pensar en que su mamá lo fuera a cachar hacía que éstas fueran a ritmo e intensidad de tambor de guerra, ya le dolían y le quemaban los oídos por caliente.
La mujer continuaba desvistiéndose. La idea de la cortina cerrada se le antojó a Jean aún más cachonda al descubrir que el dibujo de la sombra proyectada en la pantalla era más voluptuoso de lo que estaba acostumbrado. Dejaba más a la imaginación.
La sombra había comenzado por quitarse los zapatos y soltarse el cabello. Una abundante melena crespa se esponjó dotando de una extrema sensualidad a la imagen en la cortina y en la cabeza de Jean Michel.
La sombra  cachonda, ahora sensual y voluptuosa, llevó las manos atrás, en un movimiento ágil bajó el cierre y se despojó de la falda. Dos piernas voluminosas, largas y bien torneadas arrancaron un "woooo" de la garganta de Jean.
Acto seguido comenzó a desabotonarse la blusa. Primero las mangas y después uno a uno los botones de arriba hacia abajo. Conforme se iba abriendo la blusa iban revelándose las curvas de sus pechos. A manera de velo doble entre la cortina y su blusa se iba dibujando la cintura, se iban acentuando las caderas.
Jean Michel llevaba ya varios minutos sobándose el pene. Se dio cuenta de esto cuando sintió ardor. De un brinco llegó a la cama, abrió el cajón del buró para sacar la nivea y con una destreza inusitada se comenzó a untar la crema en todo su miembro y hasta las pelotas.
Regresó a la ventana esperando no haberse perdido de nada y en eso oyó un grito: -"Jeaaaaaaan, Jeaaanmiiiiii.....Michelitoooo"
-"Carajo mamá!!!!! Estoy estudiando!!!!!" respondía Michelito sin dejar de jalársela.

Tomó de nuevo los binoculares justo en el momento en que la vecina se desabotonaba el corpiño y dos melones altaneros saltaron alegres y bamboleantes. Eran enormes, un par de pechos de locura...
-"uuuuootsss, qué chichoootas", exclamó Jean Michel imprimiendo mayor velocidad al movimiento ascendente-decente que le aplicaba al pene...-"no puede seeer, ve nomás carajo!...qué chichotas!!"
Ahora la braguitas...el chavo ya estaba en tal trance que no podía discriminar lo que sucedía a su alrededor. Estaba parado frente a la ventana, jalándosela groseramente y ya un par de vecinos enfrente de su ventana lo habían descubierto.
Michel seguía en su tarea mientras la vecina iba inclinándose para sacarse los calzones, los pechos le colgaban y bailaban de tal manera que pusieron al pobre chavo al borde de la locura...Jean Michel no pudo más.
Un chorro de leche hirviendo, cual manguera de bombero, salió disparado con tal presión que ruido hizo al golpear la ventana y hasta los huevos le dolieron.
-"Uta madre, no puede seeer" exclamó el excitado amigo.

La función aún no terminaba. Jean MIchel estaba rojo y sentía las venas de todo el cuerpo congestionadas.
De pronto, woosh!, se abrió la cortina.
Ahí estaba ella, la vecina, parada frente a su vecinito de 18 años, completamente desnuda.
Era una mujer de unos 45 años, de carnes generosas...alta y verdaderamente voluptuosa. Parecía haber sido sacada de la fantasía y mente cochambrosa de cualquier mexicano asiduo a la lectura del libro vaquero.
La dama desapareció para volver cargando una silla la cual puso un poco separada y frente a la ventana. Volvió a desaparecer. Reapareció con algo en las manos que no se lograba distinguir. Puso algo sobre la silla y empezó a atarse algo como unos tirantes al rededor de la cintura. Era un liguero. Se lo ajustó, tomó lo que había dejado sobre la silla, Jean vio un pedazo de tela desenrollarse...las medias.
Ahora sentada, la vecina comenzó a ponerse la media a modo de calcetín, poco a poco iba subiendo y estirando la pierna, luego, la otra. Era la escena más sexy jamás vista por chaval.
Ya estaba de nuevo jalándole el cuello al ganso cuando vio que la mujer sentada abría las piernas.
Con los binoculares clavados en los ojos, Jean ajustó la lente para obtener el mayor acercamiento posible. Ahora tenía un close up de la vagina y vió como una mano delgada de finos dedos y uñas largas bajaba por el vientre un poco abultado hasta llegar a la zona pormetida, el monte de Venus. La mano completa abarcaba el pubis y con movimientos rítmicos lo acariciaba y le jalaba el vello suavemente.
Pum pum pum pum! otra vez. El corazón a punto de explotar.
De no haber sido un chamaco ya hubiera sufrido un paro cardíaco.
Estaba hipnotizado, no perdía detalle. Seguía con detenimiento la mano... los dedos de la mano;
el índice y medio juntos, se colocaron en la vagina: Ábrete sésamo!...poco a poco los dedos se fueron abriendo para descubrir el sexo rosado y húmedo de nuestra vecina.
Asomaba el clítoris ya desenvainado.
Era la locura, el chaval no daba crédito. Ya estaba de nuevo con movimientos frenéticos, todo tenso y haciendo muecas y contorsiones faciales por la excitación.

Vamos a nombrarla Norma.
Norma, sentada frente a Jean Michel, comenzó a dedearse rico. Metía y sacaba un dedo mientras con la otra mano abría bien la vagina. Luego dos dedos eran los que entraban y desaparecían para volver a salir húmedos y con líquido viscoso, denso y transparente que con gesto lujurioso, Norma llevaba a su boca. Acto seguido la diosa voluptuosa se paraba para darle la espalda a Jean Michel.
-"No maames, qué nalgotas!", exclamó agitado y jadeando.
Eran unas nalgas de antología, grandes, redondas y firmes. Norma subió una pierna a la silla inclinando el torso un poco para alcanzar de nueva cuenta su panocha. Los pechos se veían aparecer de un lado y por el otro. Estaba dedeándose de nuevo mientras meneaba las caderas, subiendo y bajando rítmicamente las nalgas.

El contraste entre la cinturita y las caderas de Norma era increíble. La carne de esas piernotas era para desquiciar a cualquiera...por lo menos a Jean, que ya lo estaba.
Después de unos minutos de ese rico meneito Norma se volteo, llevó sus dedos mojados a la boca y con una mirada seductora y desafiante los sacó, se los enseñó a Michelito con la palma hacia el frente y luego la volteó para hacerle una seña con los dos dedos mientras sus labios decían "ven".

Jean Michel apanicado dio un brincó de la silla y ésta salió volando hacia atrás haciendo escándalo.
-"Jean!, qué pasa!", gritó la mamá. Jean Mi no contestó. Estaba petrificado.
Se acercó poco a poco a la ventana, cautelosamente, vio que Norma se ponía una bata, se sacaba la melena aprisionada por ésta y se ajustó el lazo o cinturón. Desapareció de la ventana, se apagó la luz del departamento y apareció otra más lejana que dibujaba en la sombra el abrir y cerrar de una puerta.
Poco a poco, a lo lejos, se empezó a escuchar el ruido de unos tacones que cada vez se iba intensificando más y más. Pasos firmes y seguros. De pronto apareció la vecina en la puerta del edificio y salía al patio para cruzarlo en el sentido corto. De nueva cuenta el corazón a mil por hora. Era más de lo que nadie podría aguantar.
-"No mames, ahí viene".

Poc! poc! poc!
Pum! pum-pum pum-pum!
Un contra-ritmo entre los tacones subiendo la escalera y el corazón de Jean Michel se apoderó de la mente y el ser del chico.
-"No mames, ahí viene, ahí viene!" no dejaba de repetir.
Riiin riiiin, sonó el timbre.
-"no abras mamá, no abras!!!!" gritó Jean.
_" Mi amooor, abres túuu? contestó la madre.
Riiiiiiiiin riiiiiiin riiiiin!!!!
-"Michelitoo, abre!...estoy en la cocina"
Michelito se armó de valor, controló su respiración, la temblorina de las manos.
Abrió la puerta.
Era Norma...ahí estaba ella. Voluptuosa, imponente y desafiante.
Quién sabe cómo diablos, Jean Michel de lo más tranquilo, dijo:
-Síii? qué se le ofrece?
-Lo mismo que a ti cabrón, quiero que me cojas! dijo la mujer mientras lo empujaba e irrumpía altiva y cachonda en el departamento.
Con una mano extendida lo empujaba hacia un sillón mientras que con la otra se libraba del cinturón de la bata; brincaron los pechos y eran enormes, preciosos, mucho más grandes de lo que se podía ver de lejos, con unos pezones de grandes areolas y bien erectos. Jean Michel no desaprovechó la oportunidad y los tomó en sus manos las cuales no podían abracar tanta carne. Los apretaba y vorazmente se los llevó a la boca. Norma lo empujó fuertemente y Jean calló en el sillón, Norma se le avalanzó hacia el cierre del pantalón y con una gran habilidad, de mujer experimentada, le sacó la verga y se la metió toda a la boca en un sólo movimiento.

-UUUUFFFF!!...!!!

JeanMi estaba en el cielo, sus ojos desorbitados...no lo podía creer. La mujer arremetía duro y salvaje contra su pene, se lo metía y sacaba de la boca para luego golpearse la cara con éste.
-Así la quiero papito, bien parada, bien dura!
-"Utsss!! no maaaams!, balbuceaba JeanMi.

Realismo sucio: Pornorelato soez y barato...2da parte.

Jean Michel estaba materializando la fantasía sexual
que habita la mente de cualquier adolescente.
Aún siendo un chamaco púbero -y cabe decir que gracias a la primera eyaculación-
se comportaba a la altura de la circunstancia-.
Norma llevaba ya rato estimulando bucalmente el pene de Jean y lo hacía magistralmente; imprimía cambios de ritmo, lo succionaba con fuerza. Se detenía a ratos en el glande dándole mordiditas, a ratos en los testículos para lamerlos y succionarlos.
Lamía el pene desde la base hasta la punta para luego embestirlo de nueva cuenta y desaparecerlo entero en su boca.
El chamaco no dejaba de balbucear quien sabe qué cuánta cosa sin perder de vista la cara sensual y lujuriosa de la diosa voluptuosa.
Lo que más le excitaba a Michelito eran los ruidos guturales que ella producía al devorarse su miembro además de la expresión de perdición causada por el apetito voraz, desordenado y desmedido por el deleite carnal.
Jeanmi no daba crédito a lo que estaba sucediendo y la manera en que sucedía; cosa que influía en que no pusiera tanta atención en la gloriosa sensación.
Norma lo sacó del trance al preguntarle - "te gusta así papito?"
- "Sigue, tú sigue...no pares!"
- Ahora verás pequeño, respondió Norma al tiempo que se levantaba para ponerse de pie frente a él.
Jean la recorrió con la vista de pies a cabeza.
Se detuvo en la cara de Norma, no había reparado en la belleza de su rostro.
Hasta ahora, tan sólo había sido un cuerpo de mujer...y qué cuerpo.
Norma tenía ojos grandes, oscuros, redondos y ahora desafiantes y lujuriosos. Cejas algo pobladas y labios carnosos; nariz algo respingada, mas no fina, de amplias fosas nasales, las cuales se abrían aún más respondiendo a la respiración agitada y a la excitación.
Norma se volteó para darle la espalda y se echó hacia atrás abriendo las piernas para librar las de Jean, que estaba tumbado en el sillón con el pito bien parado. Norma mirando hacia abajo e inclinándose para agarrar el falo erguido fue bajando poco a poco para ensartárselo en la vagina en un movimiento lento y suave. Quería sentir cada centímetro penetrándola.
Tenía los ojos cerrados; en el momento en que sintió que estaba todo adentro los abrió y los globos oculares dieron vuelta en círculo con el iris a medio desaparecer.
Norma gemía de placer.
Comenzó con movimientos cadenciosos de cadera y cintura mientras que Jean Michel le acariciaba la espalda de arriba hacia abajo, desde la base del cuello hasta las nalgas. Seguía con sus manos la línea curva dibujada en la espalda y la tomaba de la cintura jalándola con fuerza hacia su pene.
-"qué rico papi, tú si sabes"
Le decía Norma al tiempo que respondía ella a la intención de Jean imprimiendo mayor presión y fuerza al movimiento de caderas. Comenzó a subir y bajar las nalgas sin dejar de mover las caderas hacía atrás, adelante y en círculo.
El movimiento fue in crecendo hasta que Norma estaba ya dándose de sentones mientras gritaba moviendo la cabeza como loca agitando su melena: -"oaa, ooaaa, oaaaa asíiii! toda! toda! dámela todaaaaargh!
Michelito le daba de nalgadas con las dos manos al mismo tiempo, una mano en cada nalga.
Él también gritaba desquiciado -"Asíi, asíii, asíiii!! Clávatela toda!!
Ante tal escándalo, la mamá de Jean Michel salió de la cocina gritando a manera de regaño:
-"qué diablos te pasa Jean!"
Menuda sorpresa la que se llevó.
La vajilla que llevaba en las manos ya apunto de ser guardada se hizo añicos al impactarse en el suelo.
Se quedó boquiabierta, los ojos con expresión de terror.
Pareciera que se le apareció un fantasma.
Lo que veía era la lujuria en su máxima expresión.
El mismo diablo en forma de mujer poseyendo a su hijo.
-"Hijo, hijo...Jean MIchel!!" gritó despavorida la mamá.
-"lárgate mamá, lárgate!" gritó Michelito jadeando y sin dejar de prestar atención a las nalgas rebotando en sus piernas. Norma ni reparó en la histeria de la madre. Ella seguía en lo suyo.
-"No puede ser! no puede ser! No es mi hijo!!" , lloraba la mamá. -"ha sido embrujado!!"
Gritaba esto mientras corría a su cuarto para buscar desesperadamente el teléfono:
- "Estación de policía, buenas noches."
- "Pronto, pronto!, manden una patrulla...se están violando a mi hijo!!", berreaba la madre.
- Tranquila señora, tranquila, qué pasa! en dónde se encuentra!
- Estoy en mi casa y una mujer se está violando a mi hijo! carajo, manden una patrulla!
Al fondo se escuchaba la fiesta de placer y se colaba por el teléfono hasta la estación de policía.
-"Señora, hay señales de violencia?" preguntó el policía aguantándose sin mucho éxito la risa.
-Imbécil, manden una patrulla le digo!
-Cómo ves pareja, aquí un 10 30 en curso, al hijo de esta señora se lo está violando una mujer.
-"Que me viole a mí!!", seguido de carcajadas, escuchó la mamá al otro lado del teléfono.
-"Hijos de puta!!", y aventó el teléfono enfurecida.
Desquiciada, y con un objetivo fijo en la cabeza, comenzó a abrir y cerrar cajones aventando cosas. Iba de aquí para allá en plena desesperación. Abrió las puertas del closet, tomó un banquito para treparse. Aventaba cajas, zapatos, cosas...hasta que encontró una caja más pesada.
Se bajo del banco, apresurada puso la caja en la cama para abrirla.
Un revólver... se quedó pasmada por un momento.
Lo tomó con las dos manos. La desesperación no Había desaparecido; tampoco la determinación.
Abrió el tambor para colocar las balas, eran seis.
Salió de su recámara apresurada empuñando el revólver con la mirada clavada, el entrecejo fruncido y la mente nublada.
Apareció amenazante en la sala. Los pies separados, bien plantados en la tierra.
La cara cubierta por la greña y los ojos lanzando llamas, el revólver en mano apuntando a la cabeza de Norma.
Michelito estaba tumbado y Norma encima de él cogiéndoselo frenéticamente apoyando las manos en el pecho del muchacho.
Jean aferrado con las dos manos a los enormes melones de la mujer, como queriendo evitar la caída a un abismo profundo y negro como su suerte, con la mirada perdida atravesando el techo, mirando al paraíso con expresión de éxtasis extremo. Norma seguía gritando, y jadeando...

BANG! BANG! BANG!

Tres estruendos, tres disparos, tres impactos.
Silencio absoluto...
Norma inerte cubriendo el cuerpo de Jean Michel.
Mamá mirando la escena con la respiración agitada y la razón perdida.
Nadie se mueve.
Mamá se acercó lentamente, agarró la abundante cabellera de Norma y con fuerza descomunal la apartó.
Ahí estaba el hijo tirado, con una gran sonrisa, vivo al parecer...
con un balazo en la frente, los ojos bien abiertos y con cara de placer.

-         ¿Qué te pareció? Lujurioso, ¿no?
Muy interesante. Veo que escribes con un pseudónimo. ¿Te da miedo mostrarte y expresarte como eres, como quien eres?
-         ¿Alguien lo hace?
Por supuesto, claro que también existe la intimidad.
-         Siempre sentí esta dualidad, la de mostrarme de cierta manera para llenar el molde; Pero la mente no sólo es razón, existen los deseos insatisfechos, la fantasía; esas estructuras ocultas del pensamiento que se manifiestan a través de comportamientos bizarros y van de-formando otro Yo.
-         Tengo que lidiar con mis demonios; me distorsionan y no quepo en el molde.
Tus demonios… ¿estás en un continuo debate entre el ser y el deber ser?
-         Una gran confusión, la de este Ser, que al no saber quién es, no sabe qué hacer, cómo proceder…no sabe ser.
Ya veo.
-         Si fuera computadora, el diagnóstico sería “Hardware y Software incompatibles”, para ponerlo en términos de época.
¿Por qué los alias en tus cuentas de correo?
-         Hay salas de Chat de ligue, ¿ya sabes?
Sí.
-         Pues soy casado. Hay que ser discreto.
¿Buscas sexo cibernético?
-         O encuentros reales.
¿Los has tenido?
-         Sí. Soy infiel, aunque a la García Márquez.
¿Cómo es eso?
-         “Uno puede amar a muchas mujeres, al mismo tiempo y con la misma intensidad, sin dejar de serle fiel a ninguna”…o algo así. De cualquier forma, el sexo es sólo eso, sexo.
Se va ampliando la lista  de adjetivos. Hasta ahora seguramente calificativos que no te agradan y que son parte de una problemática. ¿Te sientes deprimido?
-         A veces. Sí, de pronto no le encuentro sentido a nada. Soy apático;
Estoy, no soy. Me falta el verbo. Mi verdadera vocación es la contemplación. De pronto todo me aburre. Ni a la misma trascendencia le veo sentido.
¿Crisis espiritual?
-         No sé. No creo.
¿Crees en Dios?
-         No en el señor de la túnica blanca. Creo en la fuerza de la vida, pero sin saber qué sentido tiene; y a la mía, aún no le confiero ninguno. Tal vez el dolor que causa saber que la vida un día se acaba no me permite ver ni mucho menos comprender el sentido. La vida en sí misma tiene sentido, sí. Entenderse como un componente del proceso de vida es lógico, pero esta misma psique se revela ante el hecho de apagar el switch.
      El negro.
      La nada. No te vuelvo a ver ni a saber de ti.


Instantánea: Amamos a la mujer y en ella, el recuerdo de todas las que hemos amado en esta y otras vidas.

Ronald, ya hasta me “contaste” un cuento. ¿Por qué no te describes de una vez por todas?
-         ¡Mierda, insistes con eso! ¿Por qué carajo no me preguntas cosas como a qué me dedico, mi edad, dónde estudié…no es lo básico, no se empieza por ahí? O por lo menos: “¿Qué te trae por aquí, Ronald?”
Todo eso va asomando si te describes, pero le das vueltas al asunto y no logro concretar un objetivo. Has puesto un candado.
-         Un piscis como el mío jamás violaría los secretos de su intimidad, la intimidad de sus secretos; necesita su propio pequeño planeta.
Si queremos que esto funcione tendrás que abrir el candado y dejarme ver tu planeta.
-         Yastá cerradaaaaa con tres candaaadooooos y remachada la pueeerta neegraaaa!
Dios…
-         ¿No te gusta la música?
Sí me gusta, Ronald. Veo que a ti también.
-         Soy de los típicos güeyes que dicen: “Ay, a mí me hubiera gustado ser músico”.
¿Y qué pasó?
-         Tal vez no supe aprovechar las oportunidades. Cuando era momento no lo valoré. De cualquier forma eso se trae dentro; a mí nunca me la impusieron como una disciplina así que no desarrollé ningún tipo de talento. Sé escucharla y participé varios años en un coro amateur siendo Carmina Burana nuestro jitazo.
Bien Ronald.
Es todo por hoy.
La próxima sesión será en mi consultorio y no en una cafetería.
-         ¿Necesitas significarte en tu territorio?
Algo así. Que tengas buena semana.
                                                                      - o -

Lo que me faltaba, un mamón queriéndose pasar de listo.
Pero no se preocupe Herr Doctor Jung, tendré en cuenta que’stoy tocando un alma, engreída, pero alma y frágil a fin de cuentas…
Para tratarla con cuidado, uno tiene que ser lo contrario a un actor: lejos de hacer nuestros, de apropiarnos de los sentimientos y emociones de algún otro personaje, mismas que el texto del guión demanda para ser recreadas y expresadas a través del lenguaje corporal en una representación artística, tenemos que desvincularnos totalmente del drama real que se nos expone; no involucrarnos, ser indiferentes y prístinamente objetivos. Es necesario mantener la ecuanimidad y la imparcialidad. Es primordial mantener la precisión de la cordura en armonía y equilibrio –sólo dios sabe cómo chingaos se hace eso- a pesar de ser un depósito de desechos mentales.

Pienso que debe de haber múltiples “desdoblamientos” de un “Yo absoluto” y esto es lo que lo deforma acarreando problemas de salud mental.
Un Yo absoluto no puede actuar coherentemente y sin desquiciar su mente,
si un yo desdoblado opera poniéndole un velo a la conciencia para neutralizar su voluntad, permitiéndole así operar desde el inconciente. Se pierde de esta manera la capacidad de discernir y de entender las consecuencias que dichos actos tendrán en una determinada situación.
Un yo desdoblado manipula los tiempos, el espacio, los personajes y los escenarios a su conveniencia para poder pintar una realidad alternativa que se teja con la realidad objetiva; es decir, miente. 
Sin embargo la mentira sólo es posible ante la presencia de la verdad.
Si no es así, la mentira se manifiesta como verdad generando una realidad alternativa engañando a la consciencia; esta no es válida pero existe y el yo desdoblado intentará tejerla con la realidad objetiva; la trama se irá complicando de tal manera que las consecuencias afectarán drásticamente distintos aspectos de la vida del Yo absoluto.
Entre estos aspectos se encuentran la salud mental y el contexto o estructura social donde el yo desdoblado haya interactuado.
El Yo absoluto debe mantenerse intacto, sin corromper ni contaminarse.
Necesitamos una especie de cofia de latex para el cerebro, ya que si el Yo absoluto se ve vulnerado, se pierde objetividad, ecuanimidad y el equilibrio de la cordura.

Por ejemplo: hoy un yo desdoblado de mi Yo absoluto, fingió un malestar estomacal agudo para librarse de su responsabilidad con los pactos del hogar y así ganar más tiempo para su idilio con las almohadas.
La madre de mi hijo llevó al crío a la escuela y a su regreso me metí a bañar. Mi yo desdoblado me alistó rápido pretendiendo tener prisa por llegar a un compromiso laboral, mientras mi esposa urgía a comunicarme con el médico para resolver la crisis estomacal. El desdoblado yo -tal vez otro- tomó control de la situación y para resolver el conflicto interno que la señora estaba generando con su férrea insistencia, le amedentró y “sugirió” que no se metiera en asuntos ajenos.
Ahora, cualquier persona sensata argumentaría que soy un pinche mentiroso, que qué desdoblados ni qué ocho cuartos, pero sucede que un conflicto interno se había gestado:
Por un lado el sentido común o la conciencia, dictaminan que hay que cumplir con la responsabilidad, aún cuando el cuerpo pida más descanso.
Por otro lado, está la certeza de que no hay campo para la negociación, tampoco la voluntad de simplemente llevar al niño a la escuela y ya. Ante la incapacidad de mi Yo absoluto de afrontar la situación, mi yo desdoblado actúa sin entendimiento y en contra mía planteando una realidad alternativa: el dolor de panza.
Una persona en sus cinco y con buena salud mental no diría una mentira para eludir obligaciones, menos una mentira que implique conductas estúpidas como dormir 30 minutos más e ir a comprar medicinas cuando no son necesarias.
Total, salí de casa con rumbo al café de la esquina y no a una junta de trabajo.
Un yo desdoblado, existencial y en crisis de abstinencia, sacó un cigarro de salva cargado con balas de alto poder; nos dimos tres jalones quemando la pólvora y acabamos con él.
Iba verdaderamente gozando. Respirando la mañana, la calzada arbolada y el camino azul violáceo con techo de ramas a contraluz, el sendero donde llueven flores que vibran en danza plena entre cantos de terciopelo estridente, y la luz coqueta, traviesa, y jacarandosa que aprovecha cualquier resquicio para acariciar el viento y pintar el paisaje.
Fue un lapso prolongado y sublime de espacio-tiempo que viví yo solo, sólo habitando mi Yo absoluto, sin intromisiones.
Compré el periódico, pedí un expreso y me senté cómoda y plácidamente en un sillón rojo acolchonado que era bañado cálidamente por los rayos del sol. Al poco rato de leer la basura de realidad que construyen los diarios de este nuestro #narcoMéxico, un yo desdoblado comenzó a invocar a Claudia.
Claudia y yo compartimos el mismo año de nacimiento, mismo mes y mismo signo con sólo dos días de diferencia.
Casi hermanos astrales.
La conocí el día que la cafetería adoptó carácter de consultorio.
Al retirarse Ronald me percaté de su presencia; alguna energía desconocida me hizo voltear justo al lugar donde ella se encontraba. De todos los rincones donde podía descansar la vista, algo me obligó a voltear a verla. Hubo contacto visual. Ella aprovechó primero para violar la intimidad y lanzó proyectiles verbales invadiendo mi espacio vital:
-¿Cómo se llama ese animal mustélido, que no es conejillo de indias, ni hámster o roedor y que los niños piden como mascota?
Urón, respondí sin ser huraño.
-¿Ves, Paco? Te dije que tenía cara de inteligente. Tú, vente a sentar con nosotros que´stás solito y te ves muy triste.
Algo de coquetería flotaba en el ambiente. No lo comprendía pues en la mesa que me senté, aparte de Claudia estaban Manolo, su hijo, y Paco al cual clasifiqué como su pareja sentimental.
Un yo desdoblado respondió ante los estímulos en el ambiente y se adueñó de la conversación...

CONTINUARÁ....