lunes, 7 de septiembre de 2009

Pornorelato de alto contenido erótico y lenguaje soez para adultos de amplio criterio....1ra Parte


Las 10pm. No podía esperar màs.
Todas las noches a la misma hora esperaba frente a la ventana con los latidos a flor de piel.
Llevaba dos meses gozando del mismo espectáculo, con una que otra variante.
Llevaba dos meses chaqueteándose sin parar, noche tras noche.

10:30pm... estaba desesperando, no pasaba nada. Su cita no pactada no llegaba y ya estaba hasta sudando frío. Realmente se había vuelto una adicción. Estaba afectando su desempeño en la escuela ya que todo el día durante todo el tiempo no podía pensar en otra cosa que no fuera el evento diario de las 10pm.

Por fin! Se prendió la luz!
El corazón le dio un vuelco e inmediatamente como acto reflejo se bajó el ziper del pantalón.
Tomó los binoculares con una mano y con la otra desenfundó la pistola.
Todavía no pasaba nada y ya su respiración era muy agitada. Bajó los binoculares para asomarse por la ventana y cerciorarse de que no hubiera nadie en el patio que dividía a los dos edificios del conjunto, que no hubiera otro voyeurista en las ventanas de enfrente viendo al voyeur.

Empezó la danza. Era la sombra de una silueta atravesando por la ventana de un lado para otro.
Las cortinas color blanco y delgadas hacían de pantalla y acentuaban la sensualidad de la figura femenina...Jean Michel comenzaba a impacientarse, lo de hoy no estaba en el guión; comenzaba a angustiarse pensando en que estaba vez la vecina no abriría las cortinas. "Seguro ya me cachó", pensaba.
De pronto la mujer se postró frente a su ventana, justo en medio... comenzó a desvestirse.
Las palpitaciones comenzaron a acelerarse de nuevo, le retumbaban en la cabeza y el nervio que sentía de pensar en que su mamá lo fuera a cachar hacía que éstas fueran a ritmo e intensidad de tambor de guerra, ya le dolían y le quemaban los oidos por caliente.
La mujer continuaba desvistiéndose. La idea de la cortina cerrada se le antojó a Jean aún más cachonda al descubrir que el dibujo de la sombra proyectada en la pantalla era más voluptuoso de lo que estaba acostumbrado. Dejaba más a la imaginación.
La sombra había comenzado por quitarse los zapatos y soltarse el cabello. Una abundante melena crespa se esponjó dotando de una extrema sensualidad a la imagen en la cortina y en la cabeza de Jean Michel.
La sombra cahonda, ahora sensual y voluptuosa, llevó las manos atrás, en un movimiento ágil bajó el cierre y se despojó de la falda. Dos piernas voluminosas, largas y bien torneadas arrancaron un "woooo" de la garganta de Jean.
Acto seguido comenzó a desabotonarse la blusa. Primero las mangas y después uno a uno los botones de arriba hacia abajo. Conforme se iba abriendo la blusa iban revelándose las curvas de sus pechos. A manera de velo doble entre la cortina y su blusa se iba dibujando la cintura, se iban acentuando las caderas.
Jean Michel llevaba ya varios minutos sobándose el pene. Se dio cuenta de ésto cuando sintió ardor. De un brinco llegó a la cama, abrió el cajón del buró para sacar la nivea y con una destreza inusitada se comenzó a untar la crema en todo su miembro y hasta las pelotas.
Regresó a la ventana esperando no haberse perdido de nada y en eso oyó un grito: -"Jeaaaaaaan, Jeaaanmiiiiii.....Michelitoooo"
-"Carajo mamá!!!!! estoy estudiando!!!!!" respondía Michelito sin dejar de jalársela.

Tomó de nuevo los binoculares justo en el momento en que la vecina se desabotonaba el corpiño y dos melones altaneros saltaron alegres y bamboleantes. Eran enormes, un par de pechos de locura...
-"uuuuootsss, qué chichoootas", exclamó Jean Michel imprimiendo mayor velocidad al movimiento ascendente-descente que le aplicaba al pene...-"no puede seeer, ve nomás carajo!...qué chichotas!!"
Ahora la braguitas...el chavo ya estba en tal trance que no podía discriminar lo que sucedía a su alrededor. Estaba parado frente a la ventana, jalándosela groseramente y ya un par de vecinos enfrente de su ventana lo habían descubierto.
Michel seguía en su tarea mientras la vecina iba inclinándose para sacarse los calzones, los pechos le colgaban y bailaban de tal manera que pusieron al pobre chavo al borde de la locura...Jean Michel no pudo más.
Un chorro de leche hirviendo, cual manguera de bombero, sailó disparado con tal presión que ruido hizo al golpear la ventana y hasta los huevos le dolieron.
-"Uta madre, no puede seeer" exclamó el excitado amigo.

La función aún no terminaba. Jean MIchel estaba rojo y sentía las venas de todo el cuerpo congestionadas.
De pronto, woosh!, se abrío la cortina.
Ahí estaba ella, la vecina, parada frente a su vecinito de 18 años, completamente desnuda.
Era una mujer de unos 45 años, de carnes generosas...alta y verdaderamente voluptuosa. Parecía haber sido sacada de la fantasía y mente cochambrosa de cualquier mexicano asiduo a la lectura del libro vaquero.
La dama desapareció para volver cargando un silla la cual puso un poco separada y frente a la ventana. Volvió a desaparecer. Reapareció con algo en las manos que no se lograba distinguir. Puso algo sobre la silla y empezó a atarse algo como unos tirantes al rededor de la cintura. Era un liguero. Se lo ajustó, tomó lo que había dejado sobre la silla, Jean vio un pedazo de tela desenrrollarse...las medias.
Ahora sentada, la vecina comenzó a ponerse la media a modo de calcetín, poco a poco iba subiendo y estirando la pierna, luego, la otra. Era la escena más sexy jamás vista por chaval.
Ya estaba de nuevo jalándole el cuello al ganso cuando vio que la mujer sentada abría las piernas.
Con los binoculares clavados en los ojos, Jean ajustó la lente para obtener el mayor acercamiento posible. Ahora tenía un close up de la vagina y vió como una mano delgada de finos dedos y uñas largas bajaba por el vientre un poco abultado hasta llegar a la zona pormetida, el monte de Venus. La mano completa abarcaba el pubis y con moviemientos rítmicos lo acariciaba y le jalaba el vello suavemente.
Pum pum pum pum! otra vez. El corazón a punto de explotar.
De no haber sido un chamaco ya hubiera sufrido un paro cardíaco.
Estaba hipnotizado, no perdìa detalle. Seguía con detenimiento la mano... los dedos de la mano;
el índice y medio juntos, se colocaron en la vagina: Ábrete sésamo!...poco a poco los dedos se fueron abriendo para descubrir el sexo rosado y húmedo de nuestra vecina.
Asomaba el clítoris ya desenvainado.
Era la locura, el chaval no daba crédito. Ya estaba de nuevo con moviemientos frenéticos, todo tenso y haciendo muecas y contorsiones faciales por la excitación.

Vamos a nombrarla Norma.
Norma, sentada frente a Jean Michel, comenzó a dedearse rico. Metía y sacaba un dedo mientras con la otra mano abría bien la vagina. Luego dos dedos eran los que entraban y desaparecían para volver a salir húmedos y con líquido viscoso, denso y transparente que con gesto lujurioso, Norma llevaba a su boca. Acto segduido la diosa voluptuosa se paraba para darle la espalda a Jean Michel.
-"No maames, qué nalgotas!", exclamó agitado y jadeando.
Eran unas nalgas de antología, grandes, redondas y firmes. Norma subío una pierna a la silla inclinando el torso un poco para alcanzar de nueva cuenta su panocha. Los pechos se veían aparecer de un lado y por el otro. Estaba dedeándose de nuevo mientras meneaba las caderas, subiendo y bajando rítmicamente las nalgas.

El contraste entre la cinturita y las caderas de Norma era increíble. La carne de esas piernotas era para desquiciar a cualquiera...por lo menos a Jean, que ya lo estaba.
Después de unos minutos de ese rico meneito Norma se voltéo, llevó sus dedos mojados a la boca y con una mirada seductora y desafiante los sacó, se los enseñó a Michelito con la palma hacia el frente y luego la volteó para hacerle una seña con los dos dedos mientras sus labios decían "ven".

Jean Michel apanicado dio un brincó de la silla y ésta salió volando hacia atrás haciendo escándalo.
-"Jean!, qué pasa!", gritó la mamá. Jean Mi no contestó. Estaba petrificado.
Se acercó poco a poco a la ventana, cautelosamente, vio que Norma se ponía una bata, se sacaba la melena aprisionada por ésta y se ajustó el lazo o cinturón. Desapareció de la ventana, se apagó la luz del departamento y apareció otra más lejana que dibujaba en la sombra el abrir y cerrar de una puerta.
Poco a poco, a lo lejos, se empezó a escuchar el ruido de unos tacones que cada vez se iba intensificando más y más. Pasos firmes y seguros. De pronto aparecío la vecina en la puerta del edificio y salía al patio para cruzarlo en el sentido corto. De nueva cuenta el corazón a mil por hora. Era más de lo que nadie podría aguantar.
-"No mames, ahí viene" dijo Jeanmi.

Poc! poc! poc!
Pum! pum-pum pum-pum!
Un contra-ritmo entre los tacones subiendo la escalera y el corazón de Jean Michel se apoderó de la mente y el ser del chico.
-"No mames, ahí viene, ahí viene!" no dejaba de repetir.
Riiin riiiin, sonó el timbre.
-"no abras mamá, no abras!!!!" gritó Jean.
_" Mi amooor, abres túuu? contestó la madre.
Riiiiiiiiin riiiiiiin riiiiin!!!!
-"Michelitoo, abre!...estoy en la cocina"
Michelito se armó de valor, controló su respiración, la temblorina de las manos.
Abrió la puerta.
Era Norma...ahí estaba ella. Voluptuosa, imponente y desafiante.
Quién sabe cómo diablos, Jean Michel de lo más tranquilo, dijo:
-Síii? qué se le ofrece?
-Lo mismo que a tí cabrón, quiero que me cojas! dijo la mujer mientras lo empujaba e irrumpía altiva y cachonda en el departamento.
Con una mano extendida lo empujaba hacia un sillón mientras que con la otra se libraba del cinturón de la bata; brincaron los pechos y eran enormes, preciosos, mucho más grandes de lo que se podía ver de lejos, con unos pezones de grandes areolas y bien erectos. Jean Michel no desaprovechó la oportunidad y los tomó en sus manos las cuales no podían abracar tanta carne. Los aprteaba y vorazmente se los llevó a la boca. Norma lo empujó fuertemente y Jean calló en el sillón, Norma se le avalanzó hacia el cierre del pantalón y con una gran habilidad, de mujer experimentada, le sacó la verga y se la metío toda a la boca en un sólo movimiento.

-UUUUFFFF!!...!!!

JeanMi estaba en el cielo, sus ojos desorbitados...no lo podia creer. La mujer arremetía duro y salvaje contra su pene, se lo metía y sacaba de la boca para luego golpearse la cara con éste.
-Así la quiero papito, bien parada, bien dura!
-"Utsss!! no maaaams!, balbuceaba JeanMi.

2 comentarios:

  1. utah cab... que te digo... chingon chingon... frase magistralmente nitida "...le sacó la verga y se la metío toda a la boca en un sólo movimiento..." pense exactamente lo mismo... "Ufffffff"

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  2. jajajajajajajajajajajaja....pensé que sería algo más poética la frase a citar!

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