viernes, 11 de septiembre de 2009

Realismo sucio: Pornorelato soez y barato...2da parte

Jean Michel estaba materializando la fantasía sexual
que habita la mente de cualquier adolescente.
Aún siendo un chamaco puberto -y cabe decir que gracias a la primera eyaculaciòn- se comportaba a la altura de la circunstancia. Norma llevaba ya rato estimulando bucalmente el pene de Jean y lo hacía magistralmente; imprimía cambios de ritmo, lo succionaba con fuerza. Se detenía a ratos en el glande dándole mordiditas, a ratos en los testículos para lamerlos y succionarlos. Lamía el pene desde la base hasta la punta para luego embestirlo de nueva cuenta y desaparecerlo entero en su boca. El chamaco no dejaba de balbucear quien sabe que cuánta cosa sin perder de vista la cara sensual y lujuriosa de la diosa voluptuosa.
Lo que más le excitaba a Michelito eran los ruidos guturales que ella producía al devorarse su miembro además de la expresión de perdición causada por el apetito voraz, desordenado y desmedido por el deleite carnal.
Jeanmi no daba crédito a lo que estaba sucediendo y la manera en que sucedía; cosa que influía en que no pusiera tanta atención en la gloriosa sensación.
Norma lo sacó del trance al preguntarle - "te gusta así papito?"
- "Sigue, tú sigue...no pares!"
- Ahora verás pequeño, respondió Norma al tiempo que se levantaba para ponerse de pie frente a él.
Jean Muchel la recorrió con la vista de pies a cabeza. Se detuvo en la cara de Norma, no había reparado en la belleza de su rostro. Hasta ahora, tan sólo había sido un cuerpo de mujer...y qué cuerpo.
Norma tenía ojos grandes, oscuros,redondos, ahora desafiantes y lujuriosos.
Cejas algo pobladas y labios carnosos.
Su nariz era algo respingada, mas no fina, de amplias fosas nasales las cuales se abrían aún más respondiendo a la respiración agitada y a la excitación.
Norma se volteó para darle la espalda y se echó hacia atrás abriendo las piernas para librar las de Jean, que estaba tumbado en el sillón con el pito bien parado. Norma mirando hacia abajo e inclinándose para agarrar el falo erguido fue bajando poco a poco para ensartárselo en la vagina en un movimiento lento y suave. Quería sentir cada centímetro penetrándola.
Tenía los ojos cerrados; en el momento en que sintió que estaba todo adentro los abrío y los globos oculares dieron vuelta en círculo con el iris a medio desaparecer.
Norma gemía de placer.
Comenzó con movimientos cadenciosos de cadera y cintura mientras que Jean Michel le acariciaba la espalda de arriba hacia abajo, desde la base del cuello hasta las nalgas. Seguía con sus manos la línea curva dibujada en la espalda y la tomaba de la cintura jalándola con fuerza hacia su pene.
-"qué rico papi, tú si sabes" le decía Norma al tiempo que respondía ella a la intención de Jean imprimiendo mayor presión y fuerza al movimiento de caderas. Comenzó a subir y bajar las nalgas sin dejar de mover las caderas hacía atrás, adelante y en círculo.
El movimiento fue in crecendo hasta que Norma estaba ya dándose de sentones mientras gritaba moviendo la cabeza como loca agitandoo su melena: -"oaa, ooaaa, oaaaa asíiii! toda! toda! dámela todaaaaargh!
Michelito le daba de nalgadas con las dos manos al mismo tiempo, una mano en cada nalga.
Él también gritaba desquiciado -"Asíi, asíii, asíiii!! clávatela toda!!
Ante tal escándalo, la mamá de Jean Michel salió de la cocina gritando a manera de regaño:
-"qué diablos te pasa Jean!"
Menuda sorpresa la que se llevó. La vajilla que llevaba en las manos ya apunto de ser guardada se hizo añicos al impactarse en el suelo.
Se quedó boquiabierta, los ojos con expresión de terror.
Pareciera que se le apareció un fantasma.
Lo que veía era la lujuria en su máxima expresión. El mismo diablo en forma de mujer poseyendo a su hijo.
-"HIjo, hijo...Jean MIchel!!" gritó despavorida la mamá.
-"lárgate mamá, lárgate!" gritó Michelito jadeando y sin dejar de prestar atención a las nalgas rebotando en sus piernas. Norma ni reparó en la histeria de la madre. Ella seguía en lo suyo.
-"No puede ser! no puede ser! No es mi hijo!!" , lloraba la mamá. -"ha sido embrujado!!"
Gritaba ésto mientras corría a su cuarto para buscar desesperadamente el teléfono:
- "Estación de policía, buenas noches."
- "Pronto, pronto!, manden una patrulla...se están violando a mi hijo!!", berreaba la madre.
- Tranquila señora, tranquila, qué pasa! en dónde se encuentra!
- Estoy en mi casa y una mujer se está violando a mi hijo! carajo, manden una patrulla!
Al fondo se escuchaba la fiesta de placer y se colaba por el teléfono hasta la estación de policía.
-"Señora, hay señales de violencia?" preguntó el policía aguantándose sin mucho éxito la risa.
-Imbécil, manden una patrulla le digo!
-Cómo ves pareja, aquí un 10 30 en curso, al hijo de esta señora se lo está violando una mujer.
-"Que me viole a mí!!", seguido de caracajadas, escuchó la mamá al otro lado del teléfono.
-"hijos de puta!!", y aventó el teléfono enfurecida.
Desquiciada, y con un objetivo fijo en la cabeza, comenzó a abrir y cerrar cajones aventando cosas. Iba de aquí para allá en plena desesperación. Abrió las puertas del closet, tomó un banquito para treparse. Aventaba cajas, zapatos, cosas...hasta que encontró una caja más pesada.
Se bajo del banco, apresurada puso la caja en la cama para abrirla.
Un revólver... se quedó pasmada por un momento.
Lo tomó con las dos manos. La deseperación no había desaparecido, tampoco la determinación.
Abrió el tambor para colocar las balas, eran 6.
Salió de su recámara apresurada empuñando el revólver con la mirada clavada, el entrecejo fruncido y la mente nublada.
Apareció amenazante en la sala.
Los pies separados, bien plantados en la tierra.
La cara cubierta por la greña y los ojos lanzando llamas, el revólver en mano apuntando a la cabeza de Norma.
Michelito estaba tumbado y Norma encima de él cojiéndoselo frenéticamente apoyando las manos en el pecho del muchacho.
Jean aferrado con las dos manos a los enormes melones de la mujer, como queriendo evitar la caída a un abismo profundo y negro como su suerte, con la mirada perdida atravesando el techo, mirando al paraíso con expresión de éxtasis extremo. Norma seguía gritando, y jadeando...

BANG! BANG! BANG!
Tres estruendos, tres disparos, tres impactos.
Silencio absoluto...
Norma inerte cubriendo el cuerpo de Jean Michel.
Mamá mirando la escena con la respiración agitada y la razón perdida.
Nadie se mueve.
Mamá se acercó lentamente, agarró la abundante cabellera de Norma y con fuerza descomunal la apartó.
Ahí estaba el hijo tirado , con una gran sonrisa, vivo al parecer...
con un balazo en la frente, los ojos bien abiertos y cara de placer.

4 comentarios:

  1. este es un buen climax de la primera parte. morir en un momento de placer debe ser subyugante metafisicamente, no crees? Morir de placer sintiendo que la vida se apaga en un tremendo y lento orgasmo...definitivamente buen relato.

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  2. ...y sí mano, qué manera de morir. Dominado por los sentidos y poseído por una gran hembra, dios...!
    me ha de adorar michelito por darle vida a su muerte.

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  3. Buen final. El pornorelato está bien bueno, todo, completito, con todas y cada una de sus soeces palabras.

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  4. Nyxtamal!!!
    Éste lo disfruté mucho, y me sigue gustando bastante. Algunas veces después de un tiempo vuelvo a leer lo que escribo y ya no me gusta y ni lo disfruto...el pornorelato sí.
    Deja te digo que está bien fresa, hace poco rastreando las entradas de los que caen por aquí, llegué a otro blog el cual contiene cuentos pornos. Leí uno que pa'qué te cuento, ése si era porno porno...

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